ZEUS ERA
MUY PODEROSO Y SEVERO. EN LAS TORMENTAS, ÉL MISMO ARROJABA LOS RAYOS HACIA LA
TIERRA. ERA MEJOR NO PELEARSE CON ÉL.
PROMETEO Y
EPIMETEO ERAN PRIMOS DE ZEUS. VIVÍAN FELICES CON LOS RESTANTES DIOSES EN EL
OLIMPO. A PROMETEO LE GUSTABA VISITAR LA TIERRA, CADA TANTO. A SU HERMANO,
TAMBIÉN.
PROMETEO
TENÍA UN PODER ESPECIAL: PODÍA PREDECIR EL FUTURO. EPIMETEO, EN CAMBIO, DECÍA
QUE IBA A PASAR ALGO CUANDO YA HABÍA PASADO.
—¿PIENSAS
IR A LA TIERRA? HABRÁ UNA TORMENTA TERRIBLE—LE AVISABA PROMETEO A SU HERMANO.
PERO EPIMETEO ERA BASTANTE OLVIDADIZO. DESCENDÍA, DISTRAÍDO, PASEABA POR UN
VALLE Y SE MOJABA HASTA LOS HUESOS. VOLVÍA AL OLIMPO EMPAPADO POR LA LLUVIA Y
LE DECÍA A SU HERMANO:
—¿PIENSAS
IR A LA TIERRA? CUIDADO, SE VIENE UNA TORMENTA...
—GRACIAS,
LO VOY A TENER EN CUENTA —LE RESPONDÍA, AGUANTANDO LA RISA, PROMETEO.
EN LA
TIERRA, LOS PECES OCUPABAN EL MAR, LAS AVES CRUZABAN EL CIELO Y MUCHOS ANIMALES
DE LO MÁS VARIADOS ERAN LOS DUEÑOS DE BOSQUES Y PRADERAS. ¿Y EL HOMBRE? NO
EXISTÍA AÚN.
HAY QUE
DECIR LA VERDAD: PROMETEO SE ABURRÍA CADA VEZ QUE VISITABA LA TIERRA.
—MMH, A
ESTE MUNDO LE FALTA ALGO... —MURMURABA, MIENTRAS RECORRÍA LAS ALTAS MONTAÑAS Y
LAS PROFUNDAS SELVAS.
ASÍ QUE UN
DÍA TOMÓ UNA DECISIÓN IMPORTANTÍSIMA. BAJÓ DESDE EL OLIMPO A LA ORILLA DE UN
RÍO, TOMÓ UN POCO DE ARCILLA, LA MOJÓ CON AGUA Y EMPEZÓ A DARLE FORMA. HIZO UNA
ESTATUA PARECIDA A UN DIOS, PERO MÁS PEQUEÑA. “QUÉ BIEN ME ESTÁ QUEDANDO”,
PENSÓ CUANDO TERMINÓ LA FIGURA. IGUAL, NO ESTABA SATISFECHO.
—MMH, A
ESTA CRIATURA LE FALTA ALGO... —MURMURABA.
RECORRIÓ
LOS BOSQUES Y LOS OCÉANOS, COPIÓ LAS CUALIDADES DE LOS ANIMALES PARA
LLEVÁRSELAS A SU ESTATUA.
ASÍ, LE DIO
LA VISTA DEL PÁJARO, LA VALENTÍA DEL LEÓN, EL OLFATO DEL PERRO… PERO NO ESTABA
CONFORME TODAVÍA.
—MMH, NO ME
CONVENCE…-SE REPETÍA PROMETEO.
EN ESE
MOMENTO, VOLABA POR AHÍ LA DIOSA ATENEA, SU AMIGA, EN UN CARRO TIRADO POR
CABALLOS BLANCOS CON ALAS.
LE GUSTÓ
TANTO LA ESTATUA QUE HABÍA HECHO PROMETEO QUE DESCENDIÓ A LA TIERRA PARA
AYUDARLO.
—ESTÁ
DEMASIADO… QUITO—LE CONTÓ PROMETEO.
ATENEA
SONRIÓ Y SOPLÓ HACIA LA ESTATUA. DE ESA MANERA, LE DIO ESPÍRITU Y VIDA.
PROMETEO SE SORPRENDIÓ AL VER CÓMO SU OBRA EMPEZABA A CAMINAR.
—¡AHORA SÍ!
—EXCLAMÓ CONTENTO.
Y DE ESTE
MODO CAMINÓ EL PRIMER HOMBRE SOBRE LA TIERRA, GRACIAS A PROMETEO.
ESA MISMA
TARDE, ÉL Y SU AMIGA HICIERON MUCHOS HOMBRES Y MUJERES, Y LLEGADA LA NOCHE,
VOLVIERON AL OLIMPO A CENAR.
ASÍ SURGIÓ
LA HUMANIDAD.
AL POCO TIEMPO,
PROMETEO QUISO VER SI TODO ESTABA BIEN EN LA TIERRA, Y DESCUBRIÓ QUE SUS
CRIATURAS SE ARRASTRABAN POR EL MUNDO SIN SENTIDO, NO CONOCÍAN LOS SECRETOS DE
LOS CAMPOS NI SABÍAN CONSTRUIR VIVIENDAS PARA PROTEGERSE DEL SOL O DE LAS
LLUVIAS.
DESCONSOLADO,
BUSCÓ CON LA MIRADA A EPIMETEO. EPIMETEO NO ERA MUY LISTO, PERO ERA SU HERMANO,
ASÍ QUE SE ACERCÓ A ÉL Y LE PREGUNTÓ:
—HERMANO,
¿QUÉ PUEDO HACER PARA QUE LOS HOMBRES NO SE MOJEN CUANDO LLUEVE?
—¿POR QUÉ
NO LE PIDES A ZEUS QUE NO LLUEVA NUNCA MÁS?
PROMETEO LE
PUSO CARA DE FASTIDIO.
—¡SIN
LLUVIAS, NO HAY COSECHAS! ¡SE VAN A MORIR DE HAMBRE!
—BUENO,
PERO VAN A ESTAR SEQUITOS…—SE DEFENDIÓ EPIMETEO.
OTRA VEZ
BUSCÓ A SU AMIGA, QUE ERA LA DIOSA DE LAS ARTES Y DE LAS CIENCIAS.
—ATENEA,
¿ME AYUDAS CON LOS HOMBRES? ¡NO SABEN HACER NADA!
—DE
ACUERDO, ¡VAMOS! —LE RESPONDIÓ LA DIOSA.
ENTONCES
LOS DOS BAJARON DEL CIELO Y PRONTO EMPEZARON A ENSEÑARLES A ESAS TORPES
CRIATURAS CÓMO CONSTRUIR PUENTES SOBRE LOS RÍOS Y BARCOS PARA AVENTURARSE EN EL
MAR, CÓMO CULTIVAR LA TIERRA, ENTRE OTRAS COSAS.
AGRADECIDOS,
LOS HOMBRES ENSEGUIDA HICIERON USO DE SUS NUEVOS CONOCIMIENTOS.